Carne en escena

Desquebrajas las mascaras de duelo y funeral, tu Luna Reina febril, eres el yugo en mi cuello y las lagrimas rojas a la luz de la insistencia hoy me saben a cerveza evaporada, la casta de los disolutos hijos Gomorra ahora me dan la espalda.


Cruz de dios crucificado, sin aliento ni sed verdadera, con palabras entrecortadas por el llanto de dios/hombre, de falo que ama buscando respuesta en los ojos de la penumbra arrítmica y posmoderna de aquellas ciudades sudorosas.


Lastimero celibato auto- inflingido por las cancerigenas ideas de ácidas manos autosuficientes que hoy, solo hoy, se colocan en pos de un rezo a la virgen de los depravados.


Y se desgarran las carnes sin tocarlas y las piernas entumidas, ya cansadas de flotar, las recojo para no tropezar con tu sombra inquieta y esquiva, solo quiero no tocarte entre los paños negros que cuelgan de tu karma con textura áspera y fría.


Hoy caminas entre flores con olor a rancio y muerto, extendiendo tus cabellos de medusa en el escenario, imponente el deseo inerte de la sala que esperan impacientes los aplausos exquisitos ahogan entre urras y silbidos, el amor en la garganta.